miércoles, 8 de noviembre de 2017

¡Esta aparente derrota es nuestra victoria! Sobre la masacre en la Primera Iglesia Bautista de “Sutherland Springs” en Texas, EEUU.

El domingo el Señor nos bendijo con la bendición del compañerismo cristiano y la exhortación de nuestro Señor por medio de la Sagrada Escritura en nuestra liturgia. Sin embargo, amén de esa alegría, ya llegando a casa la primera noticia que recibí fue sobre una masacre en la Primera Iglesia Bautista de “Sutherland Springs” en Texas, EEUU. No pude evitar derramar lágrimas por nuestros hermanos y sentir una profunda indignación. Seguidamente recordé que esto ya había pasado antes, así que no es la primera vez que una iglesia evangélica en EEUU es blanco de hombres depravados. Esto está pasando en todo el mundo, hace poco también vi horrorizado cómo un sacerdote cristiano copto era asesinado por un musulmán en Egipto a plena luz del día y en la calle.

Cristianos de distintas tradiciones están padeciendo todo tipo de persecusiones en el mundo y estas persecusiones están cada vez más cerca de nosotros. Algunos podrían decir que hasta hace poco, una iglesia evangélica en los EEUU era el lugar más seguro para una familia, pero esto ha cambiado al parecer, pues los cristianos se han convertido en blancos de ataques en Oriente, Asia, Europa y ahora, América. A pesar del dolor que esto supone, y de la indignación profunda y de las luchas del alma por mortificar la cólera, debemos reconocer que no nos ha sorprendido. Quienes conocemos las Sagradas Escrituras, sabemos que estas cosas fueron ya advertidas por nuestro Señor Jesucristo.

El episodio de Texas el pasado domingo no es distinto al de las comunidades cristianas de Oriente o Asia. Los asesinos y angustiadores de la Iglesia del Señor no discriminan a la hora de matar, sean niños, adultos o ancianos, todos son objetivos. Ciertamente las informaciones que hemos recibido acá son muy pocas, solo sabemos lo que ha salido en la prensa digital. Pero, si sabemos que en medio del dolor que esto supone, las palabras antiguas de Tertuliano siguen vigentes: "la sangre de los mártires, es semilla de la Iglesia". 

Todos aquellos que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, van a padecer persecusión, (2 Ti 3,12). Los discípulos de Jesucristo no pueden seguir una suerte distinta, ellos han tomado su cruz y en el mismo instante en que creyeron, murieron para el mundo y esperan la vida eterna en Cristo. Esta ha sido la historia de la Iglesia en todas las naciones y épocas. La Iglesia cristiana es la Iglesia de los mártires y profetas cuya sangre da testimonio de la maldad de la serpiente antigua y de sus hijos que han salido por el mundo para hacer la guerra a los santos. 

No pude evitar tampoco recordar las palabras de uno de los padres apostólicos, Ignacio de Antioquía, cuando escribía a los hermanos pidiéndoles que le dejaran ir en paz a morir por la causa del Señor Jesucristo: "Soy trigo de Cristo y quiero ser molido por los dientes de las fieras para convertirme en pan agradable a mi Señor Jesucristo. Animad a las bestias para que sean mi sepulcro, para que no dejen nada de mi cuerpo, para que cuando esté muerto, no sea gravoso a nadie […]" 

Y así, este discípulo directo de Juan y de Pablo, fue al martírio. Tampoco puedo dejar de pensar en los lamentos de quienes en el cielo junto a la Iglesia truinfante, claman al Señor pidiendo justicia, como da testimonio la Sagrada Escritura, en (Ap 6, 9 - 11 RV60): "Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos."

¡Cuanta esperanza veo yo en las Sagradas Escrituras y en estas profecías! Estoy convencido por ellas, que aunque debamos esperar un poco más de tiempo y padecer algunos dolores, ciertamente al final el Señor vendrá con retribusión y pagará a cada uno según lo que haya hecho, sea bueno, o sea malo. Nuestra redención de acerca y debemos estar listos para el retorno de nuestro Señor. 

Los enemigos de Cristo seguirán persiguiendo a nuestros hermanos, nos perseguirán a nosotros, seguirán derramando la sangre de los hijo de Dios, pero aunque parezca una derrota, el martírio es la más grande victoria por Jesucristo. La Iglesia finalmente reinará con Su Señor, y toda rodilla se doblará ante el Soberano y confesará que el Rey se llama Jesucristo, y ese día darán cuenta de sus actos. Nosotros, siempre seremos más que vencedores y herederos juntamente con nuestro Redentor. 

Este dolor que padecemos será pasajero sin duda, duará un poquito de tiempo, pero pronto veremos la gloria inefable de nuestro trino Dios. En Venezuela, oramos por nuestros hermanos, en la Iglesia Providencia manifestamos nuestras condolencias y solidaridad a nuestros hermanos de la Primera Iglesia Bautista de “Sutherland Springs” en Texas, EEUU. El Señor consuele sus corazones y que la sangre de los mártires siga siendo semilla de la Iglesia. Lloramos con ustedes y con ustedes esperamos en Cristo su regreso y la resurrección. 

© Por Fares Palacios. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

2 comentarios:

  1. Amén hermano, que el Señor vuelva pronto, esperemos en él que siempre nos socorre!!! Bendiciones

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