jueves, 8 de octubre de 2015

Ni siquiera el hambre nos podrá separar del amor de Dios, en Venezuela.

El Junquito - Venezuela
Ni siquiera el hambre nos podrá separar del amor de Dios que es en Jesucristo nuestro Señor. Estas, son palabras de S. Pablo, apóstol de Cristo, quién sabía muy bien que el amor de Dios es inmutable. El domingo compartí este mensaje con los fieles y el Espíritu Santo de Dios trajo el consuelo esperado a los corazones.

Nuestra nación está atravesando por una de las más difíciles coyunturas desde los inicios de la República. Los índices de criminalidad y violencia han aumentado brutalmente juntamente con la dificultad de obtener alimentos. El Pueblo de Dios no está ausente de esta situación, sino que la vive de primera mano.

Niños lloran de madrugada pidiendo una leche que no hay, y muchos enfermos no consiguen sus tratamientos, y a veces un dolor de cabeza se vuelve "un dolor de cabeza" porque no se encuentran los analgésicos. Por otra parte, los sueldos se diluyen, y la moneda nacional pierde su valor cada semana.

La corrupción ha enlodado todas las esferas de la vida pública, así que los hermanos tienen problemas de conciencia para poder obtener alimentos, documentos, entre otras cosas. Para un creyente se hace el doble de difícil vivir en estas condiciones. Sin embargo, en medio de esta dura prueba, el apóstol S. Pablo nos recuerda una verdad consoladora. Con esa seguridad de aquel que ha estado juntamente con Jesucristo el Salvador, el Señor, Dios hecho hombre, nos recuerda, y cito las Sagradas Escrituras:

Romanos 8:28: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." 

Este texto tan conocido, es tan difícil de aceptar cuando "todas las cosas" incluyen las que no deseamos, cosas dolorosas que nos producen angustia. No es lo mismo leer este pasaje teniendo salud, comida, libertad y seguridad, y otra es leerlo no poseyéndolas. Por alguna razón, todos los seres humanos siempre queremos lo mejor, deseamos evitar el sufrimiento, huimos de las cosas que nos producen tristeza, espanto, terror, dolor, etc. Creo que esto es normal, sin embargo, la realidad del mundo donde vivimos, nos demanda prestar atención a las palabras del apóstol. 

No cualquier persona, sino aquel que ama a Dios puede tener la certeza de que sea lo que sea que ocurra, estos eventos ayudan, cooperan para el bien del alma de aquel que los atraviesa en Jesucristo. Esta es una grande esperanza, un consuelo al cual debemos aferrarnos de rodillas y en adoración al Dios trino. No se exactamente como ocurre esto, pero se que es verdad, porque Dios el Padre y nuestro Señor Jesucristo, son la fuente de toda gracia y paz, de la eterna sabiduría y bondad, Dios es Sabio, y sabe lo que hace, aun cuando nosotros no lo entendemos. 

El Señor jamás nos dijo que no tendríamos tribulación, la verdad, es que tendremos tribulación. Solo miren lo que nuestros hermanos están sufriendo en Medio Oriente por la espada del Islam, miren la tribulación de las mujeres cristianas ultrajas, vendidas y asesinadas, de los niños esclavizados, el hambre y el destino de aquellos que confiesan a Jesucristo y quieren vivir piadosamente. 

La verdad es que Cristo no prometió que nuestro peregrinaje sería sin dificultad. Hermanos, estamos atravesando una dura prueba en nuestro país. Pero Dios ha prometido que en medio de la tribulación, Cristo nos está amando, eso es lo que S. Pablo nos desea comunicar, a fin de llevar nuestros corazones al consuelo del Evangelio. Si, seremos angustiados de una u otra forma, tendremos presiones de todo tipo, pero Cristo nos sigue amando en medio de estas situaciones. Es probable además, que no consigamos suficiente comida, que haya escasez y desabastecimiento como de hecho está ocurriendo en nuestro país, pero incluso en esto, Dios nos está amando, así lo dice la sagrada Escritura, y puedes tener plena confianza de que así es.

El peligro constante puede acecharnos, incluso podríamos morir pronto, sin embargo en esto, Dios nos está amando. Esto debe fortalecer nuestros espíritus, esto debe llenarnos de gozo en medio del dolor. La promesa no es que seremos librados de estas cosas siempre, sino que, cuando estemos pasando por ellas, si nos toca pasar por ellas, el amor de Cristo estará con nosotros, Cristo mismo estará con nosotros hasta el fin del mundo. El lo dijo, y es un artículo de fe que debe ser creído por su Pueblo, que en el mundo tendremos aflicción, si, el mismo Jesús es el varón de dolores, sin embargo, el ya venció al mundo, y nosotros somos suyos, las ovejas de su prado. 

Romanos 8: 34: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero." ; 37: "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó."

Es algo extraño para este mundo ver a los cristianos sufriendo estos dolores, y todavía escucharles decir con su testimonio y sus palabras, "Somos más que vencedores en Cristo". Para el mundo no cristiano, esta es una victoria extraña, para nosotros, es la gloria. Mi deseo es, hermano amado, que te fortalezcas, y creas a la Escritura que nutre la fe. Una vez más, si, estamos viviendo tiempos difíciles, pero somos más que vencedores en Jesucristo nuestro Señor. Si deseamos agradar a Dios, hemos de creer lo que el nos dice en Su Palabra.

Romanos 8: 38-39: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."

Roguemos hermanos al Señor, ser librados de la queja, de la ingratitud y de la amargura de corazón. Pidamos al Padre nos conceda la gracia de la fe, una fe fortalecida, para que podamos alabar a Dios y adorar a nuestro Señor el Cristo en medio de tan duras circunstancias. Y sobre todo, que nuestro amor no se enfríe viendo nuestra propia necesidad, y dejando de ver la necesidad de nuestro prójimo.

Venezuela necesita redención, y es menester que mostremos nuestro amor radical proclamando las virtudes de Aquel que nos saco de la oscuridad y nos llevó a la Luz Admirable y viviendo esa predicación por medio de las buenas obras de fe. Prediquemos y vivamos doquier a Jesucristo el Salvador del mundo, el Pan de Vida que sacia el hambre del alma, supliquemos a Dios que su Reino se extienda y miles de almas sean rescatadas del infierno por Su misericordia; para la alabanza de la gloria de Su gracia.

© Por Fares Palacios. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

2 comentarios:

  1. Hola sobrino que grato descubrirte, encontrarte, leerte y conocerte a través de estas reflexiones tan profundas. Te felicito por este trabajo de fe que realizas y por la conexión viva entre lo actual y lo cotidiano con el misterio de la fe misma. Recibe mis bendiciones cargadas de buenos deseos y extensivas a Lucy y los pequeñines Hans, Natalia y Benjamin.
    Que sigan tus reflexiones dándole sentido a lo aparentemente inexplicable y haciendo visible el bien oculto detrás de la adversidad.
    Un gran, gran, gran, abrazo.

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  2. ¡Muy bueno el contenido de su cuenta en Google! Leí algunas cosas y revisé los títulos de otras y me resultaron agradables. Dios lo bendiga dándole el discernimiento divino para escudriñarlo todo y retener lo bueno. Saludos a Miriam.

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