lunes, 30 de octubre de 2017

Para quienes aman de todo corazón, las despedidas son dolorosas.

Para quienes aman de todo corazón, las despedidas son dolorosas, para quienes se han acostumbrado al timbre de voz, al gesto, a la presencia de un amigo, de un familiar, de un hermano, saber que no verá más a esa persona, desgarra el alma. Esa ha sido nuestra experiencia como congregación. Hermanos amados han tenido que partir, pero no porque quisieran, sino porque ciertamente ya no tenían más opciones. Los primeros que partieron, son un matrimonio portugués que hizo vida de iglesia con nosotros, no solo eran nuestros hermanos muy amados y vecinos, también eran y son nuestros amigos. Tuvieron que irse porque no conseguían sus medicamentos después de más de cuarenta (40) años viviendo en nuestro país, procreando y trabajando, siendo ciudadanos portugueses ejemplares que arribaron a Venezuela en el éxodo de peninsulares europeos y mediterraneos a nuestra tierra, pero que ahora decidieron volver para poder tratar las enfermedades de la vejez, cosa que no pueden hacer aquí.