sábado, 12 de agosto de 2017

Esto es necesario, a veces.

El Junquito - 2017
Hemos tenido días difíciles, es notorio me parece en todo el mundo. La situación en Venezuela es sumamente compleja y delicada, y en estos días tan peligrosos, se requiere mucha templanza. Al parecer es menester a veces tragar ese amargo sabor con resignación por la imposibilidad de poder hacer algo más, y sólo queda hacer aquello que jamás debemos hacer cuando ya no queda otra opción, sino que debe ser parte de nuestra vida siempre primero y siempre prostrero, esto es, orar.

Mientras todo esto acontece, en algunos estudios sociales ahora comienza a sonar esa extraña condición que sufren quienes aquí vivimos, la afánisis. Es notorio que hay una depresión nacional y que el deseo de vivir poco a poco se afecta, y la Iglesia no es inmune a esta condición. Sin embargo, aún podemos correr hacia las Escrituras y encontrar palabras de vida y esperanza, y es que sino miramos con atención a Cristo, sucumbiremos, la lucha será más difícil, la tristeza morderá como serpiente e inoculará su veneno robandonos el aliento hasta convertirnos en zombies.

La fe cristiana provee al ser humano la fortaleza que necesita para sostenerse y sobrevivir en tiempos de guerra. la fe cristiana expresada primeramente en las sagradas Escrituras del Nuevo Testamento nos da razones para tener esperanza y poder sonreir en medio de la tristeza, e incluso derrotar el abatimiento que consume tantos corazones. Un querido amigo Sirio, presbítero del patriarcado de Antioquía, me decía en palabras muy sencillas: "El cristiano es un hombre feliz... porque Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado...". Esto me lo dijo un hombre que viene de un país en guerra, quizá la guerra más horrenda en el mundo en pleno siglo xxi. 

Yo pensaba cómo era posible que en tan pocas palabras haya podido resumir la alegría del cristiano, todo se resume en Cristo y su resurrección. El apóstol S. Pedro en su primera carta a los dispersos por el mundo, les recuerda la alegría que es saber que quienes creemos de todo corazón al Evangelio, tenemos una herencia incorrptuble, una esperanza viva, una herencia reservada para nosotros... ¿no es esto causa de alegría inefable? Si, pero, a pesar de ello, la tristeza suele estar tan clavada en el alma del cristiano, que no es capaz de disfrutar de esto, de entender lo que significa, a duras penas retumba en la mente, no significa mucho, el ruido del dolor es demasiado grande. 

Cuando éramos niños, esperabamos con entusiásmo las vacaciones, debíamos estudiar, esforzarnos, cumplir las disciplinas y tareas, sufrir algunas cosas, pero siempre nuestro pensamiento estaba en las vacaciones, el día cuando por fín iríamos todos a la playa, muchos días en la playa, muchos días jugando, riendo, conociendo a otros niños, explorando nuevos territorios, ¡mientras escribo estoy recordando todo esto! Mi amado abuelo Ismael nos llevaba a todos a las playas de la costa de Miranda, disfrutabamos pisar la arena suave, ver la lluvia mar adentro, escuchar los truenos en el mar, sacar "chichipipis y guacucos" de la arena, correr, entrar en los manglares de Buche, ir a Arrecife, Las Salinas, sentir en la noche las olas en la espalda quemada mientras tratabamos de dormir (estábamos muy emocionados para perder la vida durmiendo) y se percibía el tufo de las plaquetas anti-zanducos. 

Sólo pensar en esto hacía que la escuela no fuera tan pesada, al final del camino, venía un tiempo de alegría. ¡Ah! ¡la bicicleta! Esperaba ese tiempo para llevar mi "Silver Star" a esos pueblos para correr, todo el día manejar las bicicletas, luego ir a la piscina... eran días gloriosos, y todo, al terminar las clases. Esa fue otra Venezuela es cierto, pero al pensar en esto, puedo ver mejor lo que el apóstol quiere comunicar. 

"En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas." - 1P.1:6-9/RV60

A pesar de la alegría que produce la fe en Jesucristo, a veces es necesario ser afligidos en diversas pruebas. La aflicción del tiempo presente se muestra como una necesidad, una prueba de nuestra fe, que es mucho más preciosa que el oro. Si entendemos esto, veremos la aflicción de otra manera, tendremos esperanza, porque Dios ha dispuesto estas cosas para hacer de nuestra fe, algo puro, precioso, una fe que sea para la alabanza de la gloria de Dios. El sufrimiento tienen un propósito para el cristiano, y esto si es necesario, va a ocurrir, y ¡sorpresa! ¡es algo bueno para nosotros! 

Un día vendrán nuestras vacaciones, como decía una profesora de teoría y solfeo que tuve en la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas en Carmelitas, cerca del Palacio de Miraflores, Marina Pereira, aún recuerdo su nombre: "...cuando me muera, ese día será que voy a descansar..." y si que eran crudas esas palabras, reprendían la flojera de algunos alumnos, pero hoy entiendo que tenía azón. Nuestras vacaciones están muy cerca, pero mientras tanto debemos aceptar que hay pruebas que superar. Sino entendemos esto, seremos consumidos de mucha tristeza, y esto no creo que sea lo que Dios quiere para nosotros. 

¡Los cristianos somos gente alegre, porque Cristo ha resucitado! ¡Los cristianos entendemos que las pruebas son necesarias para purificar nuestra fe que vale más y es más preciosa que el oro! ¡Los cristianos entendemos que pronto vendrán las más gloriosas vacaciones, sabe que las aflicciones del tiempo presente no son comparable con la gloria que en nosotros se va a manifestar cuando Cristo nuestro Señor regrese! 

Si alguien lee esto, quiero que sepa que todos en este país estamos juntos en el dolor, pero solo quienes ven a Cristo y confían en la palabra de Dios podrán sostenerse y resistir hasta el final. ¡Ánimo que aún queda mucho camino por recorrer! Si tienes que llorar, llora, el Señor te consuela, si vas a sufrir, recuerda que está siendo probada tu fe, pero que al final esa fe preciosa será para la alabanza de nuestro Señor Jesucristo en su manifestación y el la consumación de Su Reino. Dios te bendiga y gracias por tomar tiempo para leer hasta aquí. 

© Por Fares Palacios. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

5 comentarios:

  1. Fares, deja ver está lectura tu aflicción personal como venezolano , Padre y hombre de Dios ; pero también refleja el escrito que por obediencia al Señor tu Fe y está leve tribulación pasajera te lleva al Gozo y en medio de esto está tu amor al Señor y Dios sabe recompensar a aquellos que le sirven y le aman!

    Me uno en este sentir como extranjero en esta nación y que bueno todo tiempo pasado !! Un abrazo y Dios te bendiga

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas tardes querido hermano, muchas gracias por tus palabras, y gracias por tomar de tu tiempo para leer el artículo. ¡Amén!

      Eliminar
  2. Hola amigo Fares, esa epoca que describes la conozco, fue una Venezuela que tambien conoci, el camino se ha vuelto tan duro e incierto para todos, dentro y fuera de nuestra tierra, solo dos cosas nos mantienen en pie, la fe de que no estamos solos y el señor nos acompaña en cada paso y el compromiso que tenemos de sacar adelante a nuestras familias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amén, muchas gracias por tu comentario, Dios tenga misericordia de nosotros y nos ayude.

      Eliminar
  3. Estamos viviendo juntos una prueba de Fe. Bendiciones para todos. Gracias.!

    ResponderEliminar